Mujeres que leían

Mis lecturas
valoración un sombrero lleno de cerezas

Detalles

Autor: Rosa Huertas
Editorial: Tres Hermanas
Número de páginas: 160

 a travésResumen/Sinopsis:

Mujeres que leían se podía haber titulado igualmente mujeres que cantaban, mujeres que pintaban, mujeres que tocaban el piano o mujeres que bailaban. Todas ellas, las mujeres que nos precedieron, tenían inquietudes, soñaban con ser algo más que aquello que el destino les había marcado. Es la historia de la madre de la autora, de las mujeres de su familia, pero podría ser también la misma historia de muchas que vivieron la posguerra, un tiempo difícil en el que apenas podían ser otra cosa que esposas y madres. Pero ellas guardaban un tesoro en su interior: una voz, un don, unas ganas de crear que en muchos casos escondieron dentro de sus casas y de sus corazones. Ella, la madre, logró hacer realidad uno de sus pequeños sueños, aunque fuera setenta años después. (fuente: La Casa del Libro)

Valoración:

Descubrí esta joya paseando por la Feria del Libro de Madrid en mayo del 2023. Disfruté tanto con su lectura, que se lo recomendé a todo el mundo. Sin embargo he tardado más de un año en hacer su reseña.

Hay lecturas que necesitan reposar y esta es una de ellas. Si me hubiera lanzado a escribir la reseña nada más leerlo, estoy segura de que me hubiera dejado muchas reflexiones en el tintero.

Mujeres que leían es un homenaje a todas las mujeres de la posguerra. Aquellas mujeres valientes que luchaban por sacar adelante a sus familias, anteponiendo la familia a todo, sobre todo a ellas mismas. Mujeres con sueños silenciados, inquietudes que quedaron olvidadas, talentos que nunca salieron a la luz.

Rosa Huertas (Madrid, 1968) narra en esta obra la vida de su madre. Para ello, utiliza dos voces, la suya propia y la de su madre que le sirve de espejo al opinar y corregir lo que escribe. Vamos descubriendo así secretos de familia, algunos muy bien guardados, con diferentes voces femeninas como la de las tías, las abuelas, la hermana… Protagonista también es la casa, la de verano, donde la autora pasa largas temporadas, y donde los secretos, los muebles, los viejos libros y los recuerdos cobran vida.

Leer Mujeres que leían es como regresar a aquellos tiempos de la infancia cuando te leían un cuento bonito antes de dormir. Al menos yo lo he sentido así.

A medio camino entre el ensayo y la novela, tiene su punto de humor, su nota de misterio y sobre todo el torrente de emociones que nos hace reflexionar sobre algo que nunca debiera ocurrir: el olvido. De hecho una de las frases clave del libro es esa: al final, solo quedará el olvido. Y eso es lo que Rosa Huertas trata de evitar, que nos olvidemos de nuestros mayores y de sus vivencias.

La autora narra a través de la vida de su madre, la de las mujeres de su familia. Esa vida de las mujeres de la posguerra, que tuvieron que ocuparse de sus familias, atender a maridos e hijos olvidándose de ellas mismas. Mujeres que no pudieron cumplir sus sueños, mujeres con talentos que nunca pudieron salir a la luz, porque no era el momento, porque no se podía, porque había otros menesteres que atender. El libro habla de esas frustraciones acalladas que se llevan por dentro, de esos sueños que una no se atreve a expresar en voz alta por vergüenza, por si pudieran parecer fútiles, aunque sean importantes. Del deber por encima de todo. Del sacrificio, también, que dignifica. Sin embargo, hay luz en toda la lectura, porque esas mujeres, dignas y maravillosas, no pierden nunca la sonrisa ni renuncian del todo a sus sueños. La esperanza siempre está ahí.

Es un relato conmovedor, unas conversaciones íntimas y llenas de ternura que recogen la vida de toda una generación. Una generación a quien debemos rendir homenaje, porque somos quienes somos gracias a ellas.

Veinte capítulos que conforman un libro maravilloso, de esos que se guardan con cariño en la biblioteca, que se recomienda, que se regala a quien más aprecias, porque es una auténtica joya.

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