Fabienne Tremblé
A pesar de ese nombre, que puede parecer algo raro a la hora de pronunciarlo (es Fabienne, no Fabián, como “va bien” pero con “f”: “fa bien” ¿ya lo tienes?), bueno pues decía que a pesar de ese nombre tan francés, me crie en el barrio de Chamberí de Madrid.
De mí, sobra con saber que nací en marzo de 1965, en París, y que tenía poco menos de un año cuando mis padres se instalaron en la madrileña calle de Zurbarán, allá por el año 1966, y allí transcurrieron mis años más felices. Crecí rodeada de libros, en casa mis padres siempre tenían algún libro en la mano. De hecho cuando yo daba la lata, como todos los niños, en vez de la ya trillada frase “no molestes” solían decirme “ahora no, estoy leyendo”. Aquello me fascinaba ¿qué tendrían aquellos tomos para ser más interesantes que mi rodilla magullada, o mis ganas de jugar?
Muy pronto empecé a ahorrar la “paga” de la semana (más las 25ptas que me daban por limpiar los zapatos) para poder comprarme libros. Completé así la colección del Club de los Cinco y de las Torres de Malory, que leía hasta altas horas de la noche, escondida debajo de las mantas, con una linterna.
Siempre me gustó escribir. En el colegio, entendí muy pronto que los números y yo nos íbamos a llevar siempre como el perro y el gato. Y así sigue siendo. Destacaba en redacción, y me hundía en cálculo y geometría. A pesar de todo, acabé los estudios en el Liceo Francés de Madrid, y saqué la carrera de Empresariales en París.
Sin darme cuenta, me vi caminando por la vida con un libro bajo el brazo, tal y como siempre hicieron mis padres. ¿Iba a volar? Con un libro. ¿Iba a viajar en tren? Con un libro. ¿Tarde de playa? Mejor con un libro. ¿Cita en el médico, dentista, oculista, peluquero? Libro al canto en el bolso…
Así, no es de extrañar que además de escribir en “Mi Diario”, me diera por escribir otras cosas. Relatos, artículos breves en general. Empecé a presentarme en algún que otro certamen, hasta que decidí hacer un Taller de Escritura, que me enganchó tanto que repetí al año siguiente. Claro que si os digo que Rosario Raro es quien imparte ese taller, entenderéis el porqué del enganche.
Así llegó “Personas Verbales”, mi primer libro, en 2016. Espero que no sea el último.