Mejor la ausencia

Resumen/Sinopsis:

Crecer siempre implica alguna forma de violencia, contra uno mismo o contra aquellos que quieren imponer su autoridad. Cuando además la vida trascurre en un pueblo de la margen izquierda del Nervión durante los años 80 y 90, y todo es heroína, paro, detritus medioambiental, cuando en las calles silban cada semana las pelotas de goma y los gases lacrimógenos y las paredes están llenas de consignas asesinas, la violencia no es sólo un problema personal. Mejor la ausencia nos presenta una familia destruida, atravesada por la violencia de su entorno. Amaia, la pequeña de cuatro hermanos, narra ese entorno brutal desde su mirada de niña y adolescente. Compartimos con ella su miedo, su perplejidad, su rabia, ante un padre que hiere, una madre que se esconde, tres hermanos que, como ella, sólo buscan salir adelante. Amaia es la joven que se enfrenta, hasta alcanzar sus propios límites, a este mundo hostil. Amaia es también la mujer que años después vuelve a su pueblo para encontrarse con un pasado irresuelto. En ese camino de ida y vuelta, en sus huidas y regresos, descubrirá, a su pesar, que nadie escapa del entorno en el que se cría, de la familia que le toca en suerte. Y que reconocerlo es la única manera de sobrevivir. (fuente: qué libro leo)

Valoración:

Descubrí a Edurne Portela con Formas de estar lejos, y si ya me impactó y maravilló su forma cruda y directa de escribir y describir la violencia intrafamiliar, con Mejor la ausencia ha terminado de cautivarme.

La autora ha publicado ya numerosos ensayos sobre la violencia, tema en el que se ha especializado, y que es el eje de esta novela. La lectura de este libro duele, porque el personaje de Amaia nos encandila desde la primera frase, y es imposible no encariñarse con ella. Una preciosa niña, con toda la inocencia de sus cuatro años, que lo pasa francamente mal en un mundo difícil, rodeada de tres hermanos mayores que luchan por sobrevivir. Los años 80/90 en el País Vasco no fueron fáciles para nadie.

La historia se divide en dos partes, la primera arranca con una Amaia muy niña, que nos narra en primera persona y a través de su cándida mirada su pequeño mundo. Mejor la ausencia es exactamente eso, mejor la ausencia que la presencia de un padre violento que descarga su ira contra una madre que calla, unos hermanos que se defienden como pueden, y una niña que se esconde y evade. Todo ello con el rugido de la kale borroka como telón de fondo, las pelotas de goma, las dianas pintadas en las paredes de los edificios, la amenaza siempre latente, y una ETA batiendo en pleno.

Página a página, Amaia nos enternece con su visión infantil de las cosas, sus descripciones sencillas de un cotidiano que vive entre su mundo de fantasía infantil, su conejo de peluche Buni, la leche caliente con galletas, las chuches y sus hermanos mayores que ya han despertado a una cruda realidad.

Asistimos al despertar de una pequeña cuyo mundo se desmorona a pasos agigantados, que presencia demasiado pronto la violencia familiar de un padre maltratador, de una madre que calla y otorga, de unos hermanos que se meten en muchos líos, de una abuela que solo sabe criticar sin aportar soluciones, y de unas amigas que van y vienen en su vida. La niña escucha palabras que no entiende, hasta que la cruda realidad le pega un bofetón en toda la cara, y entiende entonces qué es un gudari, y un txakurra, y nosotros lectores recibimos un mazazo tras otro, amén de un baño de realidad. Quienes hemos vivido esos años duros de la ETA, del GAL, del miedo, estuviéramos o no en el País Vasco, no podemos más que empatizar con Amaia, de pequeña, de adolescente e incluso ya de adulta, cuando decide regresar a su pueblo.

La primera parte del libro, que arranca en 1979 termina en 1992. Abarca las tres cuartas partes de la novela, y termina de forma trágica con una Amaia que ronda ya los 18 años, y que decide marcharse de casa.

La volvemos a encontrar en 2009, ya adulta, de regreso a Bilbao, a su casa natal. La espera un pasado inconcluso, muchos fantasmas que lejos de desaparecer la envuelven de nuevo, esperando una redención, un perdón que ella no puede ni quiere acordar.

La segunda parte es corta, y nos presenta a una Amaia diferente a la que se marchó, mucho menos atractiva y más encerrada en si misma.

Este es un libro que enganchará a quien lo abra, que deja un sabor agridulce, que nos da de lleno en el corazón, es como uno de esos disparos a quemarropa que destrozaron a tantas familias en aquella época. Nos abre los ojos, nos muestra una realidad con una crudeza que solo Edurne Portela podía narrar, porque es realmente portentoso su talento para ello. Todo, con su toque de humor, su ternura y sus detalles chistosos que hacen de esta lectura un “must read” ineludible en todas las bibliotecas que se precien.

Detalles

Autor: Edurne Portela
Editorial: Galaxia Gutenberg
Número de páginas: 234