El tren de los niños

Mis lecturas
valoración un sombrero lleno de cerezas

Detalles

Autor: Viola Ardone
Editorial: Seix Barral
Número de páginas: 309

Resumen/Sinopsis:

Nápoles, 1946. El Partido Comunista italiano consigue trasladar a setenta mil niños con el fin de que se alojen temporalmente con familias del norte y conozcan una vida diferente lejos de la miseria que los rodea. El pequeño Amerigo se ve forzado a abandonar su barrio y sube a un tren junto a otros niños del sur. Con la mirada acerada de un chico de la calle, Amerigo nos sumerge en una Italia fascinante que vuelve a levantarse en la posguerra y nos confía el relato conmovedor de una separación, de un dolor que marca a fuego, al tiempo que nos obliga a reflexionar, con delicadeza y maestría, sobre las decisiones que acaban convirtiéndonos en lo que somos. (fuente: quelibroleo.com)

Valoración:

Hay portadas que atrapan solo con mirarlas. Son de esas que sabes antes de leer el título ni fijarte en quién lo ha escrito, que vas a comprar ese libro.

El tren de los niños es de esos libros.  Me quedé atrapada en la mirada de este niño que, agarrado a una maleta, con su peluche firmemente cogido por las orejas en la otra mano, una bufanda demasiado larga y su abriguito bien abrochado, nos mira desde la portada de esta obra que firma Viola Ardone, con el miedo asomando a sus ojos, pero también con determinación.

Este pequeño, es uno de los miles que el Partido Comunista italiano envió desde Nápoles hacia el norte de Italia, en 1946 en plena posguerra, para tratar de paliar la miseria y el hambre que se sufría en el sur.

Narrada en primera persona, con la voz del pequeño Amerigo Speranza de apenas ocho años, nos cuenta en estas páginas cómo es su vida en un barrio pobre de Nápoles, donde vive solo con su madre Antonietta.

A Amerigo le encantan los zapatos. La novela arranca con el pequeño caminando de la mano de su madre, y fijándose en los zapatos de los viandantes. Los suyos siempre le hacen daño porque o bien le van pequeños o ya han sido usados por otros pies, y nunca consigue que sus pies se adapten a su calzado. Recorre con Antonietta un camino hacia lo que él piensa que es un colegio; pero una vez llegados a su destino, el niño descubre que lo van a mandar lejos junto a muchos otros niños del barrio.

Basada en hechos reales (I treni della felicità) esta novela no puede dejar a nadie indiferente.

Viola Ardone firma aquí un gran libro, que ha sido éxito de ventas en Italia, y traducido ya a varios idiomas. Con un estilo ameno, sencillo, un lenguaje claro y muy tierno, desde la inocencia de los ocho años de un pequeño, podemos tocar con los dedos la tragedia y el gran dolor que sufrieron tantas familias en la posguerra. Nos adentramos en las calles estrechas y oscuras de los barrios pobres de Nápoles, en sus casas de apenas una estancia, donde Amerigo no tiene ni habitación propia, pues duerme con su madre. Nos llegan los olores de la cocina típica italiana, a pesar del hambre que se pasaba en aquella época. En casa de Amerigo, no se comía cada día. Esa es una de las razones por las cuales Antonietta, que debe criar sola a su hijo, toma la difícil decisión de enviarlo al norte, acogiéndose al generoso y solidario programa del Partido Comunista Italiano.

Uno se preguntará ¿cómo puede una madre separarse de su hijo, y enviarlo tan lejos siendo tan pequeño? La respuesta es sencilla: una madre hará lo que sea para que su hijo sea feliz, y pueda comer caliente y tener cobijo. Y si eso significa separarse de él, pues lo hará.

Hay que subrayar que esta separación no era definitiva. Los niños eran enviados a pasar los duros meses de invierno, y luego podían regresar a sus hogares si así lo deseaban. Algunos decidieron quedarse para siempre con sus nuevas familias, otros regresaron. Este es el caso de Amerigo, que regresó a Nápoles. Pero la horma de su vida ya había cambiado. Tiene que tomar entonces una dura decisión, que le cambiará para siempre y le partirá el alma.

El hecho de que la novela esté narrada por la voz de un niño, tiene sus ventajas (lectura ágil, amena y conmovedora) pero también sus inconvenientes ya que solo disponemos de la visión del pequeño Amerigo. Aunque la descripción de su madre, Antonietta, y la de sus vecinos (la Sinsueldos, la Tolondra…) es minuciosa y detallada, no tenemos la visión adulta de aquella época ni del drama que vivían.

Así y todo, la autora mantiene siempre en el trasfondo de la novela la trama política, el ambiente de aquella época en los barrios de Nápoles, la fuerte brecha social y económica que partió a Italia en dos y de la que todavía hoy se resiente.

La novela termina con la voz de Amerigo ya adulto. Esta parte es quizás la más conmovedora. Aquí vamos a encontrar todas las respuestas que, como adultos, nos hemos ido haciendo a lo largo de la novela. Amerigo, con más de cincuenta años, regresa a su ciudad natal para despedir a su madre fallecida repentinamente. Recorrerá su antiguo barrio, e irá encontrando respuestas y alguna que otra sorpresa que, sin querer, volverá a colocar todo en su sitio.

No quiero extenderme más, porque acabaría haciendo spoiler, y merece la pena ir descubriendo esta novela página a página.

Una lectura que recomiendo mucho. Personalmente, he disfrutado sobremanera con este libro. Para leer, releer, regalar y recomendar. Un diez.

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